Ejercicio para
trabajar con grupos: “cierra los ojos, abre los oídos”.
Todos/as cierran los
ojos, el monitor/a hace ruidos por el espacio durante un minuto
aproximadamente y al abrir los ojos se comenta lo escuchado. Algunas
personas dirán lo que se escucha realmente. Por ejemplo: pájaros,
voces, pasos, etc. Pero también habrá quien haya imaginado
caballos (al escuchar pasos correteando) o las olas del mar (al
escuchar pasar las páginas de un libro...). Si no tiene lugar esto
último se puede inducir este ejercicio de forma guiada por el
monitor/a como una segunda parte.
Al final motivamos a la
reflexión grupal concluyendo que los sonidos son símbolos. Nos
evocan cosas y nos dan información para completar lo visual.
Posteriormente se hace el
mismo ejercicio pero con los dedos tapando las orejas durante un
minuto. En esta ocasión el monitor/a no hace ningún ruido. La
conclusión suele ser que no existe el silencio. En el silencio
escuchamos nuestra respiración, el corazón...
La tercera parte del
ejercicio se hace igual pero sin tapar los oídos. Ahora escuchamos
el exterior (la bocina de un coche, la voz de los comerciantes, un
pájaro, un timbre, alguien hablando por el móvil...”. El sonido
del mundo no es igual de día que de noche, no es igual en una fiesta
que en casa, no es igual en la ciudad que en el campo, no es igual en
casa que en el colegio... Es lo que se llaman paisajes sonoros.
Los sonidos nos acompañan
siempre. En la primera parte del ejercicio eran símbolos, en la
segunda parte nos escuchamos a nosotros/as mismos/as y en la tercera
parte del ejercicio hay un cosmo sonoro en lo social.
Fuente: curso
"La basura de unos. . . la riqueza de otros"
del grupo MITOTE.
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